Desde que el Ministro de Industria anunció que sustituyendo 150€ de nuestras compras habituales de productos importados, y los invertimos en los mismos productos pero de origen nacional podemos mantener el empleo de 120.000 personas muchas personas han considerado hacerlo, pero existen ciertas desventajas.
La propuesta suena muy tentativa, sin embargo muchos sabemos que los productos nacionales suelen ser más caros que los importados. Principalmente porque los importados fabrican en volúmenes más grandes y tienen la posibilidad de abaratar el precio, mientras que los productores españoles no.
La pregunta es, qué opción elegimos si el producto nacional es un 20 ó 30% más caro. La cuestión es más complicada cuando a muchas personas no les han subido el sueldo este año, y la vida al estar más cara les resulta casi imposible invertir en productos nacionales.
La economía doméstica es uno de los sectores donde más se ha visto el aumento de precios, es un sector cada vez más caro en donde cada responsable de una familia tiene que encontrar el equilibrio entre sus ingresos y sus gastos.
Una respuesta inteligente sería tomar acción desde el Gobierno y a través de impuestos a la importación más elevados; si se busca proteger el mercado nacional, lo mejor es ayudar a los productores nacionales dejando de lado las numerosas ventajas de los productores extranjeros.
Aunque la solución parece sencilla no lo es, al formar parte de la Unión Europea, España tiene como obligación importar un cierto porcentaje de productos de consumo básico con lo cual no se pueden estimular demasiado el mercado nacional si continuamente están entrando –por obligación- productos extranjeros.
Fruto de ese consumo ha aumentado el uso de las tarjetas como medio de pago. ¿Te imaginas un futuro en donde no exista el dinero en efectivo? Según algunos expertos, esto puede pasar ya que las innumerables ventajas de pagar siempre con tarjeta superarán aquellas de las del dinero físico hasta un punto en donde casi no lo utilicemos.
Quizás es demasiado temerario pensar que el dinero en efectivo deje de existir, sin embargo está claro que las ventajas de pagar con tarjeta son muchísimas. Una de las principales desventajas del dinero es la percepción psicológica que se tiene de el, muchas personas sienten que tienen más dinero si esta se les entrega en efectivo, también existen aquellos que sienten la necesidad de deshacerse de las monedas pequeñas o que le niegan su valor.
No obstante las percepciones que cada uno de nosotros tengamos acerca del dinero en efectivo es un hecho de que pagar con tarjeta conlleva muchas ventajas, especialmente para aquellas personas que se saben controlar y que no gastan en exceso.
Una de las ventajas es que la utilización de tarjetas ofrecen servicios gratuitos, un claro ejemplo son las alertas vía sms o los descuentos en ciertos pagos o incluso la bonificación por utilizarlas. Dejar de desplazarnos innecesariamente a un cajero automático para retirar efectivo y pagar directamente con la tarjeta es una comodidad que además de brindar más seguridad, al no cargar con efectivo en el bolso, ofrece al usuario total control sobre sus gastos.
Para empezar a usar frecuentemente las tarjetas como medio de pago es necesario estar conscientes de lo que esto significa y plantearnos límites. Un buen consejo es tener una tarjeta de débito destinada únicamente para realizar pagos, de ninguna manera habituarnos a pagar con una de crédito porque eso sería un grave error.